Recorriendo las calles de España, Will Fretes vio en una frutería una fruta que le llamó la atención. Se llama «paraguayo» y su precio indicaba casi 3 euros, un monto cercano a los 25 mil guaraníes cada una.

Will no quiso quedarse con la curiosidad y preguntó a la vendedora cómo se llama esa fruta, por si escribieron mal mba’e. Le confirmó que se llama «paraguayo».

Compró una fruta para «investigar». Probó y dijo que es muy dulce y que su sabor se aproxima a la manzana, pero su forma es distinta.

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